miércoles, 12 de noviembre de 2008

Jugábamos a ser mayores, nos disfrazábamos, nos maquillábamos.

Los Nenuco eran nuestros hijos, les preparábamos la comida con nuestros "cacharritos", nos hacíamos médicos para curarles, "profes" para enseñarles, y nuestro muñeco favorito siempre se sabía mejor la lección.

Nuestro mejor amigo era el "papá" y el más pesado hacía de mascota, de primo lejano o de criado cuando el patio del colegio era un hogar y tus amigos y tú una familia.

Construíamos un mundo distinto, lleno de color, con la plastilina y el Lego.

El mayor tesoro que podíamos tener era un chicle, o cinco duros para gastarlos en chuches.

Nos dormíamos imaginando que éramos Pulgarcito o uno de los tres cerditos.

Nuestras barbies tenían la vida resuelta con dieciséis años y nuestros coches eran de lujo, corrían como ninguno y siempre salían en perfectas condiciones de esos accidentes brutales que causábamos.

Un ordenador era una máquina exclusiva que hacía maravillas; un móvil era trabajo de plástica en el colegio: los pajaritos pintados con ceras, el hilo de pescar, la varilla de bambú...

El 2000 era el futuro, donde los alimentos serían píldoras de colores, viajaríamos por el aire y tendríamos un robot que nos hiciera las labores del hogar.

Queríamos hacer el ruido que hacían las señoras con los tacones, por ponernos corbata los domingos, dejar de llevar leotardos y medias blancas..

Deseábamos saber qué echaban en la televisión después de las noticias y nos sabíamos de memoria la programación de por las mañanas.

Merendábamos un bocadillo de Nocilla al llegar de clase (un Cola Cao en invierno) viendo los dibujos.

Las restas llevando nos provocaban una angustia indescriptible, el escribir sin torcernos exigía un gran esfuerzo.

Nos íbamos a casar con 20 años e íbamos a tener hijos con 22.
Íbamos a vivir en una casa genial, no nos iba a faltar de nada.

Trabajaríamos en una oficina y llevaríamos gafas, un maletín y un traje de rayas.

El tiempo pasaba despacio, despacio, sólo queríamos crecer, ser mayores, tener hijos, trabajar, preparar la comida, acostarnos cuando quisiéramos...

Veíamos todo demasiado lejos. El futuro no llegaba nunca...
Ilusiones muy lejanas...

Hoy miro hacia atrás..

Ha pasado el tiempo volando. Nos vestimos con lo que nos da la gana, nos sabemos la programación de la noche de memoria.

Preparamos la comida cuando no tenemos más remedio y ¿tener hijos? Por dios, si aún estudio.

Nos preocupamos por cosas que ni imaginábamos, tenemos cosas que ni siquiera existían.

Sabemos que no vamos a vivir en una casa genial, vemos casi imposible conseguir tener una...

Queremos un mundo distinto y nos sentamos ante el ordenador a esperarlo. Ya llegará, ¿no?

Tacones y corbata en las ocasiones especiales... y sólo en algunas.

¿Restas llevando? coge la calculadora...

¿Píldoras? Los tranquilizantes enganchan...

Qué coñazo de televisión, todo el día echando novelas, programas del corazón y dibujos animados...

Hoy...

Hoy quisiera poder parar el tiempo.

Hoy quisiera saber tener la ilusión de antaño, la despreocupación.
Hoy no deja de ser ayer, y ayer, hace mucho...

2 comentarios:

Unknown dijo...

Cuanta razón tienes, antes la vida solo se veía de color rosa ahora tiene muchos mas colores

Besos!

Anónimo dijo...

Buenísimo... me has hecho volver a ese tan ansiado pasado... como hehco de menos esa vida feliz y sin preocupaciones... donde tener que hacer 4 mutliplicaciones cada dia era una tortura... o leer cinco páginas de algun fantástico libro era la previa de unos dibujos... q bonito y breve... como todas las etapas de la vida al fin y al cabo ^^

unBeso!