lunes, 3 de noviembre de 2008

¿Otra vez?
Sí, otra vez.

Lo veo venir de nuevo y yo, simplemente, no quiero.

Por eso te digo que NO, tuviste tiempo y elegiste. Tu vida, tus cosas, tu gente... Y yo estaba ahí, con el corazón en un puño y sin reprocharte nada.

Entonces, es como decía Benedetti en un poema: Te dejo con tu vida, tu trabajo y tu gente, con tus puestas de sol y tus amaneceres.

Si piensas volver por mi, como quien vuelve atrás porque olvidó un pañuelo tirado en la vereda, olvídalo.
Si piensas volver por mi, pensando en que lo haces por mí, olvídalo.

Estoy mucho mejor sin tí aunque no lo entiendas.

Ahora mis horas y mis días me pertenecen. Tengo entre las manos un puñadito pequeño de sueños que no renuncié cuando te desviaste del camino, cuando me dijiste hasta aquí hemos llegado sin decirlo.

Te dejé atrás, porque sé que ni el cariño, ni las promesas de amor eterno bastan para hacer que otro se juegue por tí.

Lamento decirte que mi presente no tiene lugar para tu rostro y tu cuerpo, tu abrazo, tus miedos, tus deseos, tu espacio reducido para mí. Se agotó la fuente, y ya no me siento responsable por tu sed.

No hay comentarios: